El fluir del rio y la casa de los hombres
El camino del sinuoso río, sube y baja quebradas, va de la montaña al mar, serpentea una y otra vez, siempre es el mismo y a cada instante que pasa, savia nueva lleva sus venas.
El río trae disgustos y felicidad al acontecer de los hombres, se mueve como un Dragón y se esconde como un pez, el río te hace mirar lo efímero de nuestras vidas.
Ante el te preguntas si tu camino es algo ante tanta majestuosidad, si tus pequeños problemas merecen una mirada siquiera del gran río de la vida.
En este mundo siete mil millones de almas viven una historia diferente cada día, la gran casa de los hombres en su pequeño planeta tierra.
Mi mundo cambia una y otra vez, te haces fuerte, te haces vulnerable, te crees montaña y el lago te anega de nuevo en el abismo, la vida y el río, el rió siempre el río.
Juro y perjuro no volverlo a hacer y siempre caigo, siempre me vuelvo a levantar, quizás solo me enseñaron a luchar, quizás me enseñaron demasiado pronto que debía dejar de jugar, quizás solo ansío ese día tan esperado en que podré volver a sumergirme en las aguas cristalinas de un soleado día de verano, y dejarme llevar por la corriente mientras imagino nubes blancas como las alas del ángel que vela mis sueños.

Pd: A aquellos que echamos de menos, porque algún día nos volvamos a encontrar.
El río trae disgustos y felicidad al acontecer de los hombres, se mueve como un Dragón y se esconde como un pez, el río te hace mirar lo efímero de nuestras vidas.
Ante el te preguntas si tu camino es algo ante tanta majestuosidad, si tus pequeños problemas merecen una mirada siquiera del gran río de la vida.
En este mundo siete mil millones de almas viven una historia diferente cada día, la gran casa de los hombres en su pequeño planeta tierra.
Mi mundo cambia una y otra vez, te haces fuerte, te haces vulnerable, te crees montaña y el lago te anega de nuevo en el abismo, la vida y el río, el rió siempre el río.
Juro y perjuro no volverlo a hacer y siempre caigo, siempre me vuelvo a levantar, quizás solo me enseñaron a luchar, quizás me enseñaron demasiado pronto que debía dejar de jugar, quizás solo ansío ese día tan esperado en que podré volver a sumergirme en las aguas cristalinas de un soleado día de verano, y dejarme llevar por la corriente mientras imagino nubes blancas como las alas del ángel que vela mis sueños.

Pd: A aquellos que echamos de menos, porque algún día nos volvamos a encontrar.
Comentarios
Que así sea!
abrazotes
:)
Besotes en tu vigilia :)))